Entrevistamos a unos afiliados de STAS–Intersindical Valenciana, uno de ellos funcionario interino y el otro, actualmente funcionario de carrera, fue interino durante largos años. Ambos trabajan en sendos servicios del CA9O, donde nos cuentan sus impresiones de cómo surgió el movimiento reivindicativo interino, su proceso y momento actual.
Víctor M. es funcionario interino en el Servei de Documentació, Publicacions i Estadística Departamental Javier A. es funcionario en el Servei de Modernització i Simplificació Administrativa
¿Cuáles fueron los inicios del colectivo de personas interinas que un día dijeron “Basta Ya”, unieron sus fuerzas y decidieron luchar por la problemática que les unía?VÍCTOR: El colectivo de interinos comenzó a organizarse en 1999. En un principio intentamos plantear nuestra problemática a los sindicatos ya establecidos, pero ante la nula sensibilidad de éstos ante nuestro problema, llegamos a la conclusión de que la única posibilidad del colectivo era organizarse, presentarse a las elecciones y ganarlas. Y eso es lo que hicimos. La situación en esta Administración no es nueva. En 2004 éramos un 30% de interinos, muchos de larga duración. Sirva mi situación como ejemplo. Me presenté a unas pruebas selectivas en 1995 (convocatoria de 1994), aprobé los tres exámenes y quedé el segundo. Como solo salió a oposición una plaza, unos meses después fui llamado para cubrir una vacante. Y hasta ahora mismo.
JAVIER: En aquella época ya habían colectivos de interinos, desestructurados y al amparo de los sindicatos de clase tradicionales, que solamente se acordaban de los interinos en periodos electorales, cuando prometían un sinfín de acciones que luego nunca se llevaban a cabo. La única vía para la canalización adecuada de las reivindicaciones fue la creación de un colectivo con personalidad jurídica que pudiera aunar y representar a todos, ante cualquier instancia.
V: El problema básico del colectivo es el que pervierte la figura del interino y lo convierte en crónico: la falta de ofertas públicas regulares y suficientes para cubrir las vacantes y los puestos que se dan asumidos como estructurales. Motivos ideológicos, presiones sindicales, intereses personales y falta de respeto a la
ley se combinan de forma perversa y obtienen un resultado cuanto menos paradójico.
J: Los inicios fueron complicados, porque no sabíamos con certeza cuántos éramos, ni quienes. Tuvimos la oportunidad histórica de poder aprovechar las tecnologías que en aquel momento estaban asentándose, y conseguimos abrir vías de comunicación impensables para la época. Fuimos pioneros en la creación de estructuras informáticas ubicuas que permitían a la gente de la futura junta directiva trabajar juntos y aprovechar tiempos y esfuerzos. También se sacó mucho jugo a la posibilidad de crear listas de correo que funcionaran como un auténtico debate. Ya no éramos interinos aislados, sino que conocíamos los problemas del resto, y quienes éramos.
El resto de los sindicatos nos despreció en un primer momento, hasta que ganamos las elecciones sindicales como primera fuerza sindical. Entonces se dieron cuenta del error que habían cometido, y comenzaron la batalla del descrédito y el ataque. El ataque más sencillo era calificarnos como un sindicato amarillo, en el sentido de no tener una ideología concreta. No la teníamos definida institucionalmente, porque creíamos que las cuestiones que son de justicia, no entienden de ideología. Parece que existe cierto paralelismo con la situación actual, 15 años después.
V: El Plan de Estabilidad constituyó uno de los logros sindicales más importantes en la función pública valenciana, no solo por la gran oferta pública (4.000 puestos), sino porque miles de funcionarios de carrera consiguieron una promoción interna que, hasta ese momento, les había sido injustamente vetada.
Aún así, las expectativas no se cumplieron: las plazas ofertadas en la mayoría de grupos fue inferior a la cantidad de interinos de aquel momento, por lo que muchos compañeros y compañeras no pudieron consolidar. Además, numerosos grupos de administración especial no fueron convocados porque no llegaban a tener una cifra mínima de afectados. Argumento comprensible, pero muy nocivo para quien estaba incluido en estos colectivos.
J: En absoluto. El proceso se utilizó para que cada agente en la negociación consiguiera llevarse el gato al agua: los sindicatos consiguieron una carrera profesional largo tiempo vetada, los políticos consiguieron que los interinos de corta duración y más jóvenes tuvieran ventaja sobre los interinos de más largo recorrido (de más edad y con cargas familiares), y la administración, por la vía de la estrategia de implantación del procedimiento de consolidación, consiguió que un porcentaje tremendo de los puestos de trabajo quedara como estaba: con un interino.
El resultado fue que después del proceso de consolidación, la temporalidad bajó poco. Para los interinos de larga duración quedaron solamente las migajas, y en los siguientes 4 años volvió a subir considerablemente. Actualmente estamos en el mismo nivel o incluso superior que en 2003.
V: La situación actual del colectivo de interinos es crítica y compleja, como cronificación de una situación fruto de la pasividad de la Administración. El colectivo de interinos “puros” ha envejecido mucho. Somos profesionales de alrededor de 50 años que, como mejor expectativa de vida laboral, aspiramos a llegar a la jubilación en nuestro actual puesto de trabajo, cuestión harto complicada porque los ceses reglamentarios son un goteo diario.
El segundo subconjunto de interinos está conformado por las falsas mejoras de empleo: interinos titulares de plazas de otros grupos inferiores y a los que la Administración les niega sistemáticamente el derecho a la mejora de empleo, recogido en la ley que rige la función pública valenciana. A estos compañeros, igual que a los interinos “puros”, se les margina y maltrata constantemente, y ahí tenemos, por ejemplo, la carrera profesional.
J: Creo que el colectivo está igual o peor que hace 10 años. Parte de la temporalidad ha disminuido debido al despido de interinos y la externalización de servicios estructurales. Ahora el colectivo, como ha comentado Víctor, es de mayor edad. Ya no son personas jóvenes, sino maduros entrados en años. Entiendo que la administración ha sido la primera institución a nivel nacional en promover los contratos basura. Es indigno e inhumano mantener a una persona atada a un puesto de trabajo sin posibilidad de movilidad de ningún tipo, ni promoción profesional, ni teniendo oportunidad de consolidar su puesto a través de una oposición, porque o bien no se convocan o bien las plazas ofertadas son ridículas. En cualquier caso, desde mi punto de vista, atenta contra varios preceptos constitucionales. Ese abuso debería poder tener una respuesta adecuada. Paradójicamente, todo el bien que hace la administración con la igualdad de género y la conciliación de la vida familiar, se convierte en un mal terrible y cruel desde el punto de vista de la lucha contra la temporalidad.
A lo largo de la historia, el personal temporal siempre ha sido clave a la hora de crear una administración pública, pero no se puede consolidar su abuso de esta manera, pervirtiendo la figura del interinaje hasta estos extremos. La administración ha sido la primera en promover los contratos basura. Es indigno e inhumano mantener a una persona atada a un puesto de trabajo sin posibilidad de movilidad, ni promoción profesional, ni oportunidad de consolidar su puesto por oposición, porque o no se convocan o las plazas ofertadas son ridículas. Desde mi punto de vista, atenta contra varios preceptos constitucionales. Ese abuso debería tener una respuesta adecuada.
V: La discriminación es evidente pero tiene unas causas muy claras: la capacidad de movilización de los diversos colectivos y su capacidad de presión. Los compañeros de Educación tienen un peso específico muy fuerte porque son muchos, porque tienen influencia social y porque ejercen una presión importante sobre los sindicatos. Llevan organizados desde hace mucho tiempo y tienen una problemática específica muy compleja provocada por la dejación de actuación de la Administración.
Con respecto a los compañeros y compañeras de empresas y fundaciones, entiendo que, al menos en los aspectos legales, la situación es distinta porque no son funcionarios, sino laborales. Después de los ajustes de plantillas de los últimos meses, parece ser que los que han quedado van a tener un futuro más estable. Es una pena que este espíritu no se traslade también a la función pública valenciana.
J: El poder también se puede ejercer vía contratos de trabajo arbitrarios, y eso, en teoría, queda fuera del marco jurídico de las oposiciones. No ha sido la tónica generalizada controlar bolsas y colar a personas afines al partido en el gobierno, pero la oportunidad sí que estaba presente por esa vía, y a mayor cantidad de puestos sin cubrir por un funcionario, más posibilidad de mangoneo.
V: La discriminación existe y es un hecho contundente. No hay que recordar más que la carrera profesional. Y la actitud del colectivo siempre es mucho más receptiva que la de los compañeros. Más pronto o más tarde nuestro puesto de trabajo puede llegar a depender de una decisión, y a parte de estar obligados por nuestra profesionalidad y por nuestra condición de funcionarios siempre intentamos añadir un plus sobre lo solicitado.
Con respecto a la actitud de los compañeros, en el contacto diario sí que se percibe cierta empatía sobre nuestra situación, pero la sensación que tengo, es que somos percibidos por muchos compañeros como un problema, incluso como “el problema” de la función pública valenciana, cuando creo que es evidente que esta situación es el fruto de una gestión ineficiente e ineficaz de la función pública valenciana mantenida durante mucho tiempo.
J: Con respecto al trato entre funcionarios de carrera e interinos, depende de los colectivos. En algunos la discriminación es enorme, como se puede ver en estos días con el atropello al personal interino de tributos, en donde la esencia de los procesos de aniquilación y su materialización a través del Plan de Empleo es realizado por los mismo funcionarios del cuerpo, funcionarios que quieren quitarse competidores de en medio, subirse el sueldo y blindarse ellos en esos puesto de trabajo. Y con el agravante de que casi todos ellos tienen menos conocimientos prácticos y experiencia que el personal interino. En otros colectivos la discriminación es menor, pero ocurre que cuantos menos seamos en el mismo barco, menos competimos y más cómodo vivimos.
V: Las reivindicaciones del colectivo se encuentran estancadas. Actualmente, tan solo Intersindical muestra una actitud reivindicativa sobre esta situación. El resto de sindicatos o muestran una actitud muy negativa o muy oportunista: tan solo se acuerdan del colectivo en épocas electorales. Esto último me parece muy triste. Como conclusión diría que las reivindicaciones se encuentran en un punto muerto, marcado por la próxima cita electoral.
Debería darse una información clara sobre los porcentajes de interinidad y sobre la diversidad de situaciones. Con esta información, se deberían trazar estrategias tendentes a la consolidación del colectivo, estrategia que desde lo general a lo particular, tuviera en cuenta el acervo acumulado por 20 años de experiencia profesional. Sería necesario legalizar con premura la situación de quien está en mejora de empleo, y coordinarlo con concursos que devolvieran la comisión de servicios al espacio que le reserva la ley.
J: Las reivindicaciones siguen siendo las mismas que en el pasado, porque la administración no ha cambiado ni su estrategia ni su actitud, dando como resultado un porcentaje muy importante de temporalidad. Desgraciadamente el colectivo de interinos está poco unido, demasiado amenazado, demasiado inhibido.
Las negociaciones deberían incluir, como en 2003, múltiples objetivos que podrían ir encajando poco a poco. A grandes males, grandes remedios, y un proceso general de consolidación compatible con la promoción interna y la carrera profesional es fundamental.
Eso y tener un trato adecuado al personal interino de cierta edad o que nunca ha tenido la oportunidad de acceder a su propia plaza, como ocurre con muchos puestos de administración especial, en donde no ha habido oposiciones en los últimos 20 años. A partir de ahí, cumplir la ley, obligar a ofertar los puestos estructurales y pactar un porcentaje de interinidad realmente bajo, entorno a un 2%.
El problema es que no hay mecanismos para obligar al partido gobernante y dirige una administración a cumplir unos estándares máximos de temporalidad, unos compromisos éticos básicos para no pervertir los contratos, un trato digno a todos los trabajadores que les permita a todos tener la posibilidad de acceder a una carrera profesional. Si el partido en el poder utiliza la administración como una herramienta de poder y los funcionarios y sindicatos que forman parte de la casta prefieren dejarlo todo como está, como un río revuelto en donde todos ellos ganan, no hay posibilidad de que se haga justicia, en su sentido moral más amplio.
Intersindical Valenciana puede ser un soplo de aire fresco, pues es el único sindicato que aboga por la transparencia y no está contaminado ni por inercias del pasado ni por las estrategias del reparto del poder. Eso y que entiende la justicia como lo que debe ser, un derecho universal e inalienable.